domingo, 21 de diciembre de 2014

DRY RIVER - Quien tenga algo que decir... que calle para siempre. (2014)




Siento ahora no haber sido más comprensivo. Quizás alguna vez haya pensado, a causa de la distancia, que ciega la empatía, que aquellos que sufren o han sufrido algún tipo de adicción deberían hacer algo para solucionarlo, un esfuerzo de la voluntad para superar esa atracción incontrolable, sin haber sido consciente del poder que tiene el objeto de su obsesión. Sin comprender que uno pierde la capacidad para controlar su voluntad.

Por las mañanas suelo escuchar la radio en el coche, camino al trabajo, para ponerme al día de las desgracias que nos asolan, enterarme de qué político ha sido, por casualidad casi siempre, trincado con algún billete que no es suyo o haciendo cualquier cosa que no tiene que ver con su cargo con cargo a la cuenta de todos. Llevo mi ejemplar (grabado porque no me gusta llevar los originales en el coche) de Quien tenga algo que decir… que calle para siempre, no con la intención de ponerlo, sino porque pienso que a la vuelta sí que lo pondré. Llega la publicidad, excusa perfecta para poner una canción, cinco minutos mientras terminan esas recomendaciones altruistas, luego conectaré otra vez. Me engaño, ya no voy a quitarlo. Además, no hago nada malo: las noticias me envenenan; Dry River me alegran el día. Es una adicción feliz.

Me pregunto si sospecharon aquellos que escucharon por primera vez Volumen brutal que estaban ante un disco que se convertiría en un imprescindible de la música rock en español, si sabían que iba a ser un referente obligatorio de nuestra historia musical. Pues tengo la sensación de que Quien tenga algo que decir… que calle para siempre es de esa estirpe, cosa que no me ocurría desde Los poetas han muerto de Avalanch en 2003, un disco ya irrenunciable, o más recientemente con la última obra maestra de Shy de 2011, si no nos limitamos al ámbito hispano.

Desde la presentación del disco, un digipack con un libreto chulo y una pequeña broma en su interior, todo está muy cuidado. Pensaba que me estaba despistando cuando al ponerlo tras leer por encima la nota de prensa, que clasifica a la banda como una mezcla de rock sinfónico, metal progresivo y jazz, yo sin embargo tenía la sensación de estar escuchando a Barón Rojo pasado por una traslación progresivo-sinfónica. Volví a mirar la hoja y nombraba como referencias a bandas que, una vez escuchado el álbum en su totalidad, resultaban evidentes: Queen, Rush, Deep Purple, Dream Theater y… Barón Rojo. No estaba tan perdido entonces. De hecho me atrevo a decir que Dry River son los herederos de los barones en el siglo XXI. Sus puntos en común no son estrictamente musicales: no había vuelto a escuchar unas letras tan envenenadas, cargadas de denuncia política y social con un sentido del humor tan sarcástico desde que los barones cantaban “Señor inspector” o “Pico de oro”. Aquí están “Rosas y gaviotas” o “¿Cuánto vales tú?” (de ritmos circenses alegres combinados con sabores agrios). Las melodías embaucadoras que hacen cantar incluso a la víctima de la canción están presentes en el álbum. La voz de Ángel Belinchón en algunos momentos también recuerda a Sherpa, en “Bajo control” y algunos otros momentos del disco. Y si además Barón Rojo eran unos maestros, éstos también lo son. Hay que estar muy seguro de lo que se hace para montar canciones como “Casto”.

Estos músicos se atreven a lo que nadie en este país: alto nivel interpretativo, coros trabajadísimos, composiciones complejas, y resultar ser directos, incluso comerciales. (¿A alguien le suenan Muse?) Esa complejidad (varias canciones que pasan de los seis minutos, cambios de ritmo, inclusión de secciones de viento, swing…) no es nada afectada, al contrario, todo suena natural y, sobre todo, espontáneo, lo que no consiguen sino lo grandes. Aunque lo que de verdad importa no es lo virtuosos que sean instrumentalmente, lo inspirado de sus composiciones o lo trabajado de sus letras, sino que todo ello está al servicio de la emoción. No una emoción romántica de canciones “bonitas” y sentimentales; es una emoción que nace del gozo que produce la belleza de la música, el disfrute incomparable que se experimenta al escuchar una canción que  estira, pellizca y retuerce el alma, encantada por poder disfrutar de algo exclusivamente humano: el arte. A ese escalón no acceden muchos, y por ello uno siente ese inexplicable orgullo de encontrarse con algo de estas características cantado en español. Eso es algo que no me gustaría que se perdiese de vista, aunque no voy a hacer el tradicional lamento de acomplejado; al contrario.

Esta nota de prensa, al contrario que muchas, resulta útil. Define el trabajo como “un disco complejísimo en cuanto a creaciones, pero sencillísimo de escuchar”. Perfecta definición de la música de Dry River. Aunque se queda corto por humildad: es magistral, adictivo, emocionante, intenso, sorprendente, inteligente, profundo… Es tan bueno que no necesita que venga nadie a decirlo, pues ellos seguro que saben que son buenos y además ya se lo habrán dicho muchas veces.

Dry River son hijos de cuarenta o cincuenta años de música. Ocho años haciendo versiones, como las grandes bandas clásicas, les llevó a grabar en 2012 El circo de la Tierra, disco que afortunadamente no he escuchado; placer que me guardo para cuando haya sido capaz de desengancharme de la magia de su nueva obra.

Es como si tomara la música que llevo escuchando casi desde mi infancia y me la devolvieran combinada, revuelta, mezclada y sabiamente convertida en otra cosa que sabe excepcionalmente bien. La experiencia de escuchar un disco como éste produce una sensación muy cercana a la felicidad.

Las influencias no quedan en las citadas más arriba: habría que añadir a Toto, a Asfalto  en la pieza “Informe T-24”, en la que cantan con Julio Castejón después de que, como las vainas de La invasión de los ladrones de cuerpos, hayan absorbido su esencia para transformarse en los propios Asfalto; a Kansas, a Yes, a A.C.T. más recientemente. Incluso los recordados Alcaudón o Alcatrazz.

Invaden las pistas de baile con “Irresistible”, con ritmos de discoteca ochenteros y un estribillo por el que muchos venderían su alma.

Osan tratar un tema tan grave como el Alzheimer en la épica y conmovedora “Frascos vacíos” con una delicadeza, inteligencia y sensibilidad envidiables, al tiempo que hablan de cuestiones cotidianas con brillantez y talento en “El lado bueno de las cosas malas”. Y la pieza mayor (más de once minutos arrasados en un suspiro) “Rosas y gaviotas”: genial letra, asombrosa interpretación con dos puntos de vista, divertida, amarga… demoledora.


El álbum es tan apabullante que uno no puede asimilar todo lo que  tan generosamente ofrece. Tras varias escuchas empieza a descubrir que hay más canciones brillantes. Me quedo con la hermosísima “Caída libre”, de una delicadeza admirable, con una intensidad contenida durante gran parte del tema que alcanza momentos de enorme emoción en el fantástico solo de guitarra y explota en su parte final, con un feliz equilibrio de letra y música que la convierte en una pieza maestra. Y como son tan buenos, una de las canciones relevantes del disco es la que, como introducción lo abrió y ahora lo cierra, la canción que han presentado como single y de la que han rodado un divertidísimo vídeo; una canción a la que como Harry el sucio le pides que te alegre el día: “Traspasa mi piel”. Y lo consigue. 







sábado, 22 de noviembre de 2014

HAREM SCAREM - Thirteen (2014)




Hace años que los discos de Harem Scarem los entiendo como el resultado de la tensión que se produce entre lo que ellos quieren hacer y lo que les exigen sus fans, y con “sus fans” me refiero a aquellos que los recuerdan, o incluso los siguen, por sus dos primeras obras, consideradas por muchos como títulos de referencia dentro del rock melódico.

Los canadienses siempre han sido una banda inquieta y ambiciosa. Su técnica prodigiosa, su capacidad creativa les ha llevado a buscar el reconocimiento fuera de las estrechas fronteras del rock de género, algo que resulta absolutamente razonable y respetable. Lo que ocurre es que esas fronteras además de estrechas están electrificadas, y el que intenta escapar o se queda frito en el intento o queda marcado para siempre. Esos estigmas de haber sido una banda de prestigio hacen difícil conseguir serlo en otro estilo, porque habitualmente ni se satisface a los seguidores primeros (que suelen interpretar ese acto como una traición, e imperdonable) ni se consigue seducir a los nuevos, que parecen oler las marcas. Sin embargo, creo que el objetivo de Harry Hess y Pete Lesperance no se reduce sólo a la justificable búsqueda del éxito, sino a una auténtica inquietud musical y a un rechazo irrenunciable a encasillarse y repetirse, para lo cual amplían sus límites hasta que desaparecen;  por tanto resulta difícil clasificar su música como otra cosa que no sea rock.

Y eso es porque ellos son su propia marca. No hay mayor prueba que la que dan en los primeros segundos de Thirteen, ya que son necesarios sólo los tres primeros segundos de música de “Garden of Eden” para reconocer el sonido Harem Scarem. No pueden ser otros, y eso no hay muchos grupos que lo puedan hacer.

¿Y qué es Thirteen? Aunque  para algunos seguramente sea otra decepcionante muestra de la terquedad de los Harem Scarem  de querer hacer lo que no les corresponde, y en su derecho están de pensarlo, me parece sobre todo un excelente ejemplo de la idea de que una de las cosas que de verdad nos hace disfrutar del arte son los detalles. Ellos son unos maestros en la ejecución, en tomar como base lo más sencillo para llenarlo de salpicaduras de genio, de deslumbrantes chispazos de intensidad, de huellas personales. Eso en este álbum está elevado al máximo. A pesar de que su calidad técnica les permite interpretar lo imposible, su objetivo siempre ha estado puesto en la inmediatez, en la comercialidad, en las melodías pegadizas. Podemos tomar su nuevo trabajo, rascar un poco y encontrar a la muñequita despeluchada de su primer álbum debajo.

La mezcla de sencillez estructural y  depuración interpretativa es el rasgo fundamental de Thirteen. No se me ocurre una canción más sencilla, incluso simple, en su construcción que “All I need”, y sin embargo es imposible resistirse a su estribillo contagioso y sus coros, su ritmo entrecortado y a la ejecución de la canción que está lejos de ser algo sencillo. ¿Es “Whatever It takes” una balada revolucionaria? No, pero no hay a quien no le tiemblen las piernas cuando escucha entrar la voz a pelo de Harry Hess cantando la línea When you and I were young… Ni el estribillo es que sea algo que no se haya escuchado jamás, no obstante sólo ellos pueden hacerlo así.

Desde ahí, elevan la categoría de las canciones hasta donde quieren, permaneciendo en un nivel medio cuando les apetece o transformándolas en grandes temas. En los treinta y nueve minutos que dura el disco hay de los dos tipos. En mi opinión la chicha está en varias canciones: la magnífica “Early warning signs” de irresistible ritmo cambiante y delicioso estribillo, con unos coros que hacen sonreír de satisfacción, y con el brillante (perdón por la redundancia) solo de Lesperance.

El medio tiempo “The midnight hours” es una de las canciones más redondas del disco: el cambio de ritmo en el estribillo desarma al más preparado. Fantásticos coros con armonías muy trabajadas y con muchísima intención. Lo de Lesperance no me molesto en comentarlo.

Otro temazo es “Troubled times”: enorme buen gusto y uno de los mejores estribillos del disco. ¿De verdad que hay tanta diferencia entre esto y “Distant memory” o “With a little love”?

La pieza maestra es, a mi juicio, “Stardust”. Una canción que revela la enorme categoría de los músicos que componen esta banda, que crece compás a compás, compleja y sencilla a la vez, con unas líneas melódicas magistrales que se retuercen hasta lo imposible y remueven las emociones.


Ponerle etiquetas a esto es casi cruel. Lo que importa son los detalles.





viernes, 14 de noviembre de 2014

Texto de Antonio Machado para comentar.


Allá, en las tierras altas,
por donde traza el Duero 
su curva de ballesta
en torno a Soria, entre plomizos cerros
y manchas de raídos encinares,
mi corazón está vagando, en sueños...
  ¿No ves, Leonor, los álamos del río
con sus ramajes yertos?
Mira el Moncayo azul y blanco; dame
tu mano y paseemos.
Por estos campos de la tierra mía,
bordados de olivares polvorientos,
voy caminando solo,
triste, cansado, pensativo y viejo.



miércoles, 29 de octubre de 2014

Enunciados a los temas de Literatura para la P.A.U. 2014-2015


En relación con la pregunta 5.a) del examen de Lengua y Literatura de Selectividad para este curso, los enunciados de los doce temas serán los siguientes:

* La literatura del siglo XVIII. Ensayo y teatro.
* El Romanticismo literario del siglo XIX.
* La novela realista y naturalista del siglo XIX.
* El Modernismo y la Generación del 98.
* El Novecentismo y las Vanguardias,
* La poesía de la Generación del 27.
* El teatro anterior a 1939. Tendencias, autores y obras principales.
* La novela española de 1939 a 1974. Tendencias, autores y obras principales.
* El teatro de 1939 a finales del siglo XX. Tendencias, autores y obras principales.
* La poesía de 1939 a finales del siglo XX. Tendencias, autores y obras principales.
* La novela y el cuento hispanoamericanos de la segunda mitad del siglo XX. Tendencias, autores y obras principales.
* La novela española de 1975 a finales del siglo XX. Tendencias, autores y obras principales.


Las posibles preguntas de 5.b) (las lecturas) serán:

* Comente los aspectos más relevantes de la obra de los siglos XVIII o XIX que haya leído en relación con su contexto histórico y literario.
* Comente los aspectos más relevantes de la obra del siglo XX anterior a 1939 que haya eído en relación con su contexto histórico y literario.
* Comente los aspectos más relevantes de la obra española del siglo XX posterior a 1939 que haya leído en relación con su contexto histórico y literario.
* Comente los aspectos más relevantes de la obra hispanoamericana posterior a 1940 que haya leído en relación con su contexto histórico y literario.


domingo, 26 de octubre de 2014

Al estilo de Bécquer. Poemas en 4º de ESO.



No todos han seguido al romántico español, quizás porque ya han encontrado su propio estilo. El Romanticismo ya se sabe... libertad sin límites.



No sé por dónde empezar,

ni tampoco seguir,

esta rima me va a matar,

antes de ir a dormir,

sólo necesito descansar.


Cuando lea este poema,

espero hacerlo bien,

y no salirme del tema,

que Joserra vea también,

cómo acierto en el lexema.

Rafa García



LAS ESTRELLAS

Cinco puntas tienen
las más comunes y las más bellas.
El éxito las acompaña,
pues todos quieren ser estrellas.

En el cielo acompañan nuestros deseos
pues si una estrella fugaz veo,
tan sólo cerrar los ojos basta
para pedirle lo que quiero.

En el mar acompañan nuestros anhelos.
En el fondo sumergida está.
Tan sola siempre permanece
esperando tu mano que la mece.

Pero ten cuidado y tan alto no quieras llegar,
y el cielo quieras alcanzar
pues en el suelo puedes acabar
y ver las estrellas pasar.

Beatriz Román Nebot



¿Eres tú con esa mirada
quien me desgarra el alma?
Bajo esta noche aireada
sólo pienso en nuestra calma;

Tu cara torcida
triste y melancólica, me dice que vaya
que te diga que eres mi amada
y que el tiempo todo lo calla.


Leticia Fernández Ranz



ADOLESCENCIA
Qué bonita esta etapa de la vida
Donde uno vive siempre en el verano
Donde el corazón es un ciego apasionado
Donde uno tiene miedo a ser anciano
Donde de amigos estamos rodeados.

Marta Bohm


La cara sonrojada se encontraba
de aquel hombre caballero y lisonjero,
la noche se acerca y el miedo le acecha
pues su hermosa mujer no se presenta.
Mientras el viento le susurraba
a el le llegaba la hora de partir a casa,
al fin su amada se encontró
pero en su cara su dolor.

Ana Solana


Las horas pasaban
la lluvia caía
yo pensaba en ti
todos los días.
Ojalá te tuviera aquí
en mis brazos abrazado
ya que sólo me acuerdo
del sabor de tus labios.


Jimena Mesía




MI ALMA PERDIDA

En la oscuridad de la noche
Se oye un lamento
es mi alma que sufre y se va tras el viento

No le pediré que vuelva,
yo la comprendo
fue humillada y maltratada
Y se va tras el viento

Sin ella no sentiré unos ojos dulces,
Sin ella ya no te podré perder
Pero si de nuevo él a mi lado estuviera
A mi alma corriendo la haría volver


Michelle Donovan.



La vida que me llenaba ayer,
podría mañana no estar en mí,
podría zarpar y nunca volver,
pero no cambiará lo que sentí por ti.

Me gustaría elegirlo pero no puedo
tan pronto tengo frío como calor
y aunque de momento todo es bueno
sé que pronto llegará el dolor.

Mi enfermedad sin sentido
parece gustarle estar donde está,
seguiré luchando, aunque ya he perdido
te amaré siempre ¿y tú a mí? Quizás...

María Zori


Caeran las preciosas noches frias
Las que tanto añoras
Y de emocion otra vez lloras
Como aquel dia..

Pamela Guzmán


Volverá la tranquila primavera
en tú balcón sus flores a colgar
y a la mañana los grandes tulipanes
sus pétalos abrirán
pero aquella que pasamos juntos
esa, no volverá.

Volverán los rayos del verano
tú suave piel a acariciar
pero como yo lo hacía
nadie mas lo hará.

Volverá el triste otoño
a traerte la soledad y en otros amores
consolarte intentarás
pero como yo lo hacía,
olvídate, nadie te consolará.

Volverá el gélido invierno
y calor buscarás, pero aquel que yo te daba
ya no lo encontrarás.

Marta Espejo-Saavedra


martes, 14 de octubre de 2014

Modelo de examen para la P.A.U. 2014-2015


A continuación os dejo el enlace al examen propuesto como modelo para este año por la comisión de la materia de Lengua y Literatura:

http://www.uam.es/estudiantes/acceso/docs/acceso/coordinadores/modelos/lengua.pdf


MR. BIG - ...The stories We could tell (2014)




ERIC MARTIN: CANTANTE
PAUL GILBERT: GUITARRA
BILLY SHEEHAN: BAJO
PAT TORPEY: BATERÍA



Casi por sorpresa se anunció la publicación de un nuevo trabajo de los imprescindibles Mr. Big. Y digo sorpresa aunque no lo sea en realidad, porque al ritmo de información al que estamos acostumbrados actualmente, ha llegado a ser habitual que sepamos que cualquier músico o banda va a publicar un disco desde que prácticamente lo han pensado, y para ello puede pasar más de un año (mucho más a veces) hasta que se publica dicho álbum. En el caso de Mr. Big es una sorpresa que trae adherida otra no tan agradable: la retirada de los escenarios de Pat Torpey debido a que ha sido diagnosticado de Parkinson, el cual será reemplazado para la gira mundial por Matt Starr.

El nuevo álbum de la banda americana, si tomamos como referencia su brillante What if… (esos puntos suspensivos podrían enlazar con los del título del nuevo y completar un ciclo), es más blues rock que hard rock. Las huellas 70’s de la banda se aprecian de un modo más nítido en …The stories we could tell, pero no como una vuelta a las raíces ni nada por el estilo, sino conservando su esencia como grupo de rock nacido en la frontera de los 80 con la década posterior, con un guitarrista y un bajista que deslumbraron en el momento en el que explotaron los instrumentistas virtuosos y cuya herencia llevan muy a gala. Por ello, es posible que algunos aficionados se sientan extrañados al escuchar algunas de las canciones de este álbum, pues los ritmos y acordes, así como las entradas de guitarra son totalmente 70’s impregnados, esos sí, del ADN Mr. Big, plagado de melodías e inmediatez, una inmediatez que es como una cata: así es como sabe un poquito, pero si quieres disfrutarlo de veras, toma más, poco a poco, paladeando despacio y con frecuencia.

Esta misma idea es reconocible es los fantásticos, sabrosos, ingeniosos, brillantes y gozosos solos de Paul Gilbert, exhibiciones nada narcisistas que dejan a la vista los vestigios musicales de los que se nutre el artista: las raíces clásicas del blues y el rock & roll y el hard rock de técnica impecable de los 80. Con ello tenemos unos solos de guitarra que hacen que algunas de las canciones del disco, no tan inspiradas, ganen interés por la llegada de “su momento”.

Casi todo el esqueleto del nuevo disco de Mr. Big está compuesto por engranajes de blues rock recubierto de piel hardrockera. La primera canción del disco, y la primera que ha podido escucharse, “Gotta love the ride”, lo atestigua: mezcla perfecta, inspiración tradicional y ejecución respetuosa con quienes son, aunque abandonando ligeramente ese feeling hard rock. Asimismo los ritmos funkies están presentes en la construcción y los acordes de “I forget to breathe”. Para completar el menú puede tomarse “Satisfied”, adictiva donde las haya, con un groove brutal por parte de la base rítmica y el juego dialógico de cantante/guitarra.

Quien quiera disfrutar de los Mr. Big más reconocibles de los medios tiempos, con gracia, elegancia y clase los puede encontrar en la imprescindible “Fragile”: pegadiza, con ese tempo mágico de la banda para este tipo de canciones. Y enlazando con los temas lentos, las baladas del disco, nos encontramos con la parte más débil del mismo. “The man who has everything” es una canción rutinaria que quiere alcanzar algo de intensidad con unos arreglos orquestales artificiales. Mucho mejor es “Just let your heart decide”, aunque no demasiado original, ejecutada con la sabiduría de estos cuatro músicos. Me reservo en este apartado una debilidad personal que se llama “East/West”, medio tiempo semiacústico que bien podría entrar en la lista de cualquier emisora de radio como hicieron otras canciones de su carrera. Sin duda, de las primeras en quedar en el recuerdo del receptor por ese bonito estribillo y el sonido de guitarras acústicas.

Tengo la sensación de que el bajo de Sheehan ha quedado en este disco en un segundo plano, más discreto que en anteriores ocasiones. Quizás se deba a lo que he comentado sobre la estructura clásica de las canciones cuya naturaleza no da cabida tan fácilmente al exhibicionismo técnico de la base rítmica. Eso no significa que Sheehan no esté tan magnífico como siempre: la discreción también es una virtud.

Canciones como “The Light of day” (aquí sí tenemos un minijuego de bajo/guitarra marca Mr. Big), “Cinderella smile” o “What if we were new” (con un Pat Torpey que es capaz de convertir la música y el ritmo en cuerpo líquido) refuerzan la idea de rock & roll a la que Eric Martin aporta su reconocido e insustituible talento, presente durante todo el álbum. Un álbum que supone un disfrute completo lleno de clase y sabiduría que dura más de lo que indican los créditos de las canciones.








Texto para comentar de Rosalía de Castro (2º de bachillerato)



Del mar azul las transparentes olas
mientras blandas murmuran
sobre la arena, hasta mis pies rodando,
tentadoras me besan y me buscan.

Inquietas lamen de mi planta el borde,
lánzanme airosas su nevada espuma,
y pienso que me llaman, que me atraen
hacia sus salas húmedas.

Mas cuando ansiosa quiero
seguirlas por la líquida llanura,
se hunde mi pie en la linfa transparente
y ellas de mí se burlan.
Y huyen abandonándome en la playa
a la terrena, inacabable lucha,
como en las tristes playas de la vida
me abandonó inconstante la fortuna.

Rosalía de CastroEn las orillas de Sar (1884)


Rima de Bécquer para comentar (4º ESO)



RIMA LII

    Olas gigantes que os rompéis bramando
en las playas desiertas y remotas,
envuelto entre la sábana de espumas,
        ¡llevadme con vosotras!

  Ráfagas de huracán que arrebatáis
del alto bosque las marchitas hojas,
arrastrado en el ciego torbellino,
        ¡llevadme con vosotras!

  Nube de tempestad que rompe el rayo
y en fuego ornáis las sangrientas orlas,
arrebatado entre la niebla oscura,
        ¡llevadme con vosotras!

  Llevadme, por piedad, a donde el vértigo
con la razón me arranque la memoria.
¡Por piedad! ¡Tengo miedo de quedarme
        con mi dolor a solas!

G. A. Bécquer



jueves, 9 de octubre de 2014

Rima de Bécquer para comentar. (2º de bachillerato)



  RIMA XXVIII

  Cuando entre la sombra oscura,
perdida una voz murmura
turbando su triste calma,
si en el fondo de mi alma
la oigo dulce resonar,
  dime: ¿es que el viento en sus giros
se queja, o que tus suspiros
me hablan de amor al pasar?

  Cuando el sol en mi ventana
rojo brilla a la mañana,


y mi amor tu sombra evoca,
si en mi boca de otra boca
sentir creo la impresión,
  dime: ¿es que ciego deliro,
o que un beso en un suspiro
me envía tu corazón?

  Y en el luminoso día
y en la alta noche sombría,
si en todo cuanto rodea
al alma que te desea,
te creo sentir y ver,
  dime: ¿es que toco y respiro
soñando, o que en un suspiro
me das tu aliento a beber?

Gustavo Adolfo Bécquer

lunes, 29 de septiembre de 2014

Paul AUSTER. Discurso en la entrega del Premio Príncipe de Asturias de las letras. (2006)




No sé por qué me dedico a esto. Si lo supiera, probablemente no tendría necesidad de hacerlo. Lo único que puedo decir, y de eso estoy completamente seguro, es que he sentido tal necesidad desde los primeros tiempos de mi adolescencia. Me refiero a escribir, y en especial a la escritura como medio para narrar historias, relatos imaginarios que nunca han sucedido en eso que denominamos mundo real. Sin duda es una extraña manera de pasarse la vida: encerrado en una habitación con la pluma en la mano, hora tras hora, día tras día, año tras año, esforzándose por llenar unas cuartillas de palabras con objeto de dar vida a lo que no existe?, salvo en la propia imaginación. ¿Y por qué se empeñaría alguien en hacer una cosa así? La única respuesta que se me ha ocurrido alguna vez es la siguiente: porque no tiene más remedio, porque no puede hacer otra cosa.

Esa necesidad de hacer, de crear, de inventar es sin duda un impulso humano fundamental. Pero ¿con qué objeto? ¿Qué sentido tiene el arte, y en particular el arte de narrar, en lo que llamamos mundo real? Ninguno que se me ocurra; al menos desde el punto de vista práctico. Un libro nunca ha alimentado el estómago de un niño hambriento. Un libro nunca ha impedido que la bala penetre en el cuerpo de la víctima. Un libro nunca ha evitado que una bomba caiga sobre civiles inocentes en el fragor de una guerra. Hay quien cree que una apreciación entusiasta del arte puede hacernos realmente mejores: más justos, más decentes, más sensibles, más comprensivos. Y quizá sea cierto; en algunos casos, raros y aislados. Pero no olvidemos que Hitler empezó siendo artista. Los tiranos y dictadores leen novelas. Los asesinos leen literatura en la cárcel. ¿Y quién puede decir que no disfrutan de los libros tanto como el que más?

En otras palabras, el arte es inútil, al menos comparado con, digamos, el trabajo de un fontanero, un médico o un maquinista. Pero ¿qué tiene de malo la inutilidad? ¿Acaso la falta de sentido práctico supone que los libros, los cuadros y los cuartetos de cuerda son una pura y simple pérdida de tiempo? Muchos lo creen. Pero yo sostengo que el valor del arte reside en su misma inutilidad; que la creación de una obra de arte es lo que nos distingue de las demás criaturas que pueblan este planeta, y lo que nos define, en lo esencial, como seres humanos. Hacer algo por puro placer, por la gracia de hacerlo. Piénsese en el esfuerzo que supone, en las largas horas de práctica y disciplina que se necesitan para ser un consumado pianista o bailarín. Todo ese trabajo y sufrimiento, los sacrificios realizados para lograr algo que es total y absolutamente inútil.
La narrativa, sin embargo, se halla en una esfera un tanto diferente de las demás artes. Su medio es el lenguaje, y el lenguaje es algo que compartimos con los demás, común a todos nosotros. En cuanto aprendemos a hablar, empezamos a sentir avidez por los relatos. Los que seamos capaces de rememorar nuestra infancia recordaremos el ansia con que saboreábamos el cuento que nos contaban en la cama, el momento en que nuestro padre, o nuestra madre, se sentaba en la penumbra junto a nosotros con un libro y nos leía un cuento de hadas. Los que somos padres no tendremos dificultad en evocar la embelesada atención en los ojos de nuestros hijos cuando les leíamos un cuento. ¿A qué se debe ese ferviente deseo de escuchar? Los cuentos de hadas suelen ser crueles y violentos, describen decapitaciones, canibalismo, transformaciones grotescas y encantamientos maléficos. Cualquiera pensaría que esos elementos llenarían de espanto a un crío; pero lo que el niño experimenta a través de esos cuentos es precisamente un encuentro fortuito con sus propios miedos y angustias interiores, en un entorno en el que está perfectamente a salvo y protegido. Tal es la magia de los relatos: pueden transportarnos a las profundidades del infierno, pero en realidad son inofensivos.

Nos hacemos mayores, pero no cambiamos. Nos volvemos más refinados, pero en el fondo seguimos siendo como cuando éramos pequeños, criaturas que esperan ansiosamente que les cuenten otra historia, y la siguiente, y otra más. Durante años, en todos los países del mundo occidental, se han publicado numerosos artículos que lamentan el hecho de que se leen cada vez menos libros, de que hemos entrado en lo que algunos llaman la "era posliteraria". Puede que sea cierto, pero de todos modos no ha disminuido por eso la universal avidez por el relato. Al fin y al cabo, la novela no es el único venero de historias. El cine, la televisión y hasta los tebeos producen obras de ficción en cantidades industriales, y el público continúa tragándoselas con gran pasión. Ello se debe a la necesidad de historias que tiene el ser humano. Las necesita casi tanto como el comer, y sea cual sea la forma en que se presenten "en la página impresa o en la pantalla de televisión", resultaría imposible imaginar la vida sin ellas.

De todos modos, en lo que respecta al estado de la novela, al futuro de la novela, me siento bastante optimista. Hablar de cantidad no sirve de nada cuando nos referimos a los libros; porque no hay más que un lector, sólo un lector en todas y cada una de las veces. Lo que explica el particular influjo de la novela, y por qué, en mi opinión, nunca desaparecerá como forma literaria. La novela es una colaboración a partes iguales entre el escritor y el lector, y constituye el único lugar del mundo donde dos extraños pueden encontrarse en condiciones de absoluta intimidad. Me he pasado la vida entablando conversación con gente que nunca he visto, con personas que jamás conoceré, y así espero seguir hasta el día en que exhale mi último aliento.

Nunca he querido trabajar en otra cosa.


viernes, 26 de septiembre de 2014

"Poeta en Nueva York" en La mitad invisible.


El programa de TVE La mitad invisible dedicó, hace unos días, su emisión a Poeta en Nueva York de Federico García Lorca.


domingo, 31 de agosto de 2014

Begin again (John Carney, 2014)



John Carney ha demostrado ser un director especialmente dotado para contagiar la emoción que produce la música (en especial la música en progreso, en desarrollo) a través de sus películas. Lo hizo en su maravilloso filme de 2006 Once y lo ha logrado en Begin again. En ésta Dan, un productor musical en horas bajas, tanto en su vida profesional como en la personal, encuentra a una cantante (en realidad encuentra una canción) que lo saca de la cueva y le hace volver a emocionarse con aquello que creía perdido. Le propone grabar un disco por toda Nueva York y producirlo. Ella acaba de vivir una ruptura sentimental cuya tristeza vuelca en sus canciones.

Me interesa mucho la figura del productor que “ve” la música, esa figura que ahora parece casi perdida y que es capaz de extraer de un músico lo mejor. El profesional al que buscaban todos aquellos artistas que querían que su música brillara en todo su esplendor al pinchar el disco o poner el cd en el reproductor. Impagable es la escena en la que Dan, después de que hayamos escuchado la actuación de Gretta, empieza a ver los arreglos de la canción. Muy pocos que no sean Carney pueden contar eso como él, pues además ha estructurado muy bien la narración para que vivamos el cambio que se produce en la canción con la visión de Dan.

Hay muchos otros temas relacionados con la música en la película tratados sin maniqueísmos y con sensibilidad: la industria musical, la creación, la imagen de los artistas, los seguidores…


Emocionante en más de una ocasión, resulta una película conmovedora que escenifica muy bien por qué la música no es sólo un entretenimiento. “¿Has visto cómo las situaciones más banales cambian si las escuchas con música de fondo?”, dice Dan en un momento de la película.


domingo, 6 de julio de 2014

"Alondra", de Deszó KOSZTOLÁNYI (1924)



La única hija de los Vajkay, a mitad de la treintena, a la que llaman siempre por su apodo, ‘Alondra’, sale excepcionalmente de viaje a ver a unos parientes. Sus padres no están acostumbrados a estar sin Alondra, ni ella sin ellos. Ákos “no entendía, ni nunca había entendido de mujeres, pero tenía la certeza de que su hija era fea”. Pasan todo el tiempo juntos, al margen de la vida de la pequeña ciudad de Sárszeg, casi aislados. Cuando ella se marcha en el tren y sus padres quedan en la estación (maravillosamente narrado al comienzo del capítulo 3) “con la expresión triste y estúpida de quien acaba de perder algo de manera inesperada”, se sienten solos, pero poco después descubrirán que pueden disfrutar de su libertad y de su tiempo, y hasta de los chismorreos de la ciudad. A pesar de ello no pueden evitar sentirse algo culpables, aunque no dejen de acordarse constantemente de Alondra.

Hay muchas cosas que los personajes no dicen en Alondra. En esta novela, llena de silencios y sobrentendidos, de tantos pensamientos ocultos que marcan la vida de cada personaje, de tristezas calladas pero también de humor, Kosztolányi deja una prueba indiscutible de su talento como narrador, tan admirado por Sándor Márai. Dibuja a los personajes con sutileza, se entretiene en detalles que pasan de poder ser prescindibles a magistrales (como la descripción de la orquesta en el teatro).

Alondra no tiene nombre, sin embargo Kosztolányi no se oculta como narrador, sino que aparece incluso explícito en los epígrafes que presentan cada capítulo (aquí parecen combinarse las influencias de la narrativa de la segunda década del siglo XX con la tradición clásica). No necesitamos un truco de ficción para creernos la historia de los Vajkay, porque es lo suficientemente hermosa para que nos perdamos en ella y permanezca con nosotros mucho después de cerrar las páginas del libro.

domingo, 29 de junio de 2014

"Alguien dice tu nombre", de Luis GARCÍA MONTERO. (2014)



Una novela que cuenta la historia de un joven en primer año de carrera, que encuentra su primer trabajo y experimenta su primera relación amorosa durante el caluroso verano de 1963 en Granada, parece una propuesta más que apropiada para esta época. Y lo es.

El poeta Luis García Montero continúa su andadura en la narrativa con esta, a priori, sencilla historia cuyo protagonista quiere ser escritor. Alentado por su profesor, acepta un trabajo que le permita ganar algo de dinero y acumular experiencias vitales. A lo largo del diario de León Egea conocemos este proceso de aprendizaje literario, amoroso, vital. En la editorial Universo, León comenzará a ofrecer esperanzas de futuro en cómodos plazos, experimentará el dolor que se siente cuando los zapatos no ajustan, y encontrará en Consuelo un respiro, un descanso, a la vez que una frustración que choca contra los miopes principios de una sociedad que aún ve, como en una pesadilla, las imágenes de una guerra reciente. Como se ve, nada es aleatorio. Pero León también tiene un pasado: el del provincianismo y el caciquismo del que huye, de sus relaciones familiares, de la herencia determinista, de las fronteras invisibles.


La poesía de García Montero palpita bajo la prosa de Alguien dice tu nombre, o al revés. Elegancia, belleza, cuidado y sentido del humor se combinan de forma sencilla, natural. A través de ese lirismo llegamos a la certeza de que todo lo que nos queda son los recuerdos, porque “todo lo que nos afecta permanece en nosotros, aunque se pierda en el tiempo”.


jueves, 19 de junio de 2014

Suspense (The innocents. Jack Clayton, 1961)




El realizador británico Jack Clayton decidió llevar a la pantalla, tras su primera película Un lugar en la cumbre, la novelita de Henry James Otra vuelta de tuerca, un perturbador relato de fantasmas con un fuerte componente psicológico. Aunque en realidad lo que adaptaba, en parte, era una versión teatral que se había estrenado con éxito en 1950 bajo el título The innocents.

Suspense (The innocents), pasa por ser una de las mejores adaptaciones que se haya hecho de un clásico de la literatura y, concretamente, del género de terror. Quizás sea así porque consigue trasladar a la pantalla un texto muy ambiguo, extraño, de naturaleza enigmática, y en cuyos valores literarios, en su narración y en la voz de su protagonista se sustenta James para crear el desasosiego y el horror.

En Inglaterra, a finales del siglo XIX, un terrateniente contrata a una institutriz para que se haga cargo de sus sobrinos en su mansión familiar. Los niños, Flora y Miles, tienen un comportamiento tan exquisito como a veces extraño, lo que fascina y perturba a la institutriz. Todo ello empeora cuando cree ver a los fantasmas de la anterior institutriz y del jardinero.

La deslumbrante fotografía en blanco y negro de Freddie Francis, las sombras y las luces que dominan los encuadres, los espacios vacíos crean una sensación angustiosa. No en vano la ambientación es uno de los elementos más logrados de la película.


Una de las dificultades de adaptar la obra es el punto de vista pues, como decía, en la novela de Henry James sabemos lo que la institutriz (que allí no tiene nombre) cuenta. En la película de Clayton se consigue que veamos lo que ella ve, y dudemos, como en el texto, de si los demás, los niños (los inocentes) también lo hacen.




TESLA - Simplicity (2014)




El título del nuevo disco de Tesla, ‘simplicidad’ o ‘sencillez’ (que no ‘simpleza’) es de los que hablan por sí solos. Tesla no ha sido nunca una banda que haya abusado (ni usado) adornos ni excesos (“No Machines!”), pero de simples no han tenido nada. El título se refiere más a lo fundamental, me atrevo a hablar casi de pureza. En la primera canción, “MP3”, de ritmo potente y guitarras duras (muy al estilo de los 70), se puede escuchar, casi como algo testimonial, el rasgado de una guitarra acústica; y no es la única canción en la que ocurre. Ellos son el estandarte de lo que se está perdiendo (de lo que estamos perdiendo) en el mundo de las tecnologías que nos usan y no nosotros a ellas. Y si lo pensamos, en realidad no las necesitamos tanto como creemos. Perdemos lo fundamental, lo humano, lo sencillo. La materia se desvanece y todo se vuelve virtual. Al final, como siempre, hay que volver a la esencia. Y Tesla son la esencia, pues han logrado hacer un disco de grandes canciones con muy pocos recursos.

Uno se siente afortunado ante la tarea de reseñar este álbum (nada menos que 14 canciones), porque tiene la sensación de poder hablar de un disco sobresaliente, que alcanza aquello a lo que sólo se llega con experiencia, sabiduría y sensibilidad. Y todo por ser tan sencillo como emocionante, tan directo como cálido, tan eléctrico como natural.

No es fácil encontrar un trabajo tan lúcido como éste pues, como dije al principio, la tendencia a confundir la sencillez con la simpleza lo ensucia todo. Esta no es la sencillez del aficionado, sino la del sabio con experiencia.

Los principios fundamentales de la banda están al completo en Simplicity, cada una de sus etapas queda reflejada en el álbum, sus extremos, sus raíces, sus experimentos, desde su primer disco hasta el último. Por ello pienso que estamos ante un trabajo medular, que muestra la esencia de Tesla, y casi por extensión, la esencia del hard rock puro sin aditivos. Así, al escuchar “Ricochet” uno no reacciona inmediatamente, sino que tiene que esperar a que esos elementos esenciales alcancen su médula y, al entrar en contacto con ella, la escucha cobre sentido.

Puro Tesla es el medio tiempo “So divine…”, pausado en las estrofas y febrilmente rítmico en el estribillo. ¿Cómo es posible que una voz como la de Jeff Keith, que podría ser desagradable, se convierta en algo tan imprescindible? Hay quien escucha una voz potente, con un timbre bonito, haciendo sensacionales agudos y exclama “¡Qué bien canta!”. Lo que hace Keith es insustituible y único, y transmite toda la chulería, la rabia y la emoción. En lugar de disimular o maquillar esos rasgos (voz machacada, timbre de voz) los refuerza y acentúa, como en el final de “Break of dawn”. Llamémoslo ‘autenticidad’. Eso vale más que muchas voces hermosas. Cantar un tema tan grande y tan sencillo (otra vez) como “Honestly” (Honestly, I’m just a simple man, doing the best that I can) no es nada fácil, al menos hacerlo como él. Inconfundible; él es Tesla.

¿Hablamos de las guitarras? Frank Hannon es rock crudo (muy bien secundado por Dave Rude). Los dibujos clásicos de la banda saltan desde el comienzo hasta el final, tanto en los tiempos más rockeros como en los acústicos, y los solos a dos guitarras tan habituales en el grupo tampoco faltan (“Timebomb”).  La producción del disco, asimismo muy cruda, resalta todos estos elementos que recurren a lo esencial en varios de los solos (“Other than me”).

Y es que Simplicity es una mina de buena música en la que brillan en medio de tanta oscuridad (no olvidemos que el disco tiene elementos pesimistas) canciones semiacústicas, medios tiempos y baladas (algunos se quejarán de su exceso, ya lo estoy viendo). “Burntout to fade” es absolutamente emocionante, descorazonadora en su estribillo; e inmediatamente después entra con piano y guitarras la deslumbrante “Life is a river”, una canción que flota en una sencillísima melodía que, casi sin cambiar, llega hasta el estribillo para dejar encandilado a la primera al oyente: Life is a river. Le it flow. Let the river flow. El solo de guitarra es aún más asombroso, pues estirando unas pocas notas llena de intensidad una canción (sencillamente) magnífica.

La matrícula de honor se la llevan en varias asignaturas, pero en “Break of dawn” no tienen competencia: guitarras pesadas a lo Bust a nut, sus coros de críos enrabietados y esa batería de Troy Luccketta que vuelve loco a cualquiera tras poseer sus cervicales. El comienzo de “Sympathy” con el bajo de Brian Wheat lleva el sello de Tesla a fuego en sus compases.


Tesla dejan con Simplicity testimonio de su tiempo. Son la prueba de que siempre lo nuevo o “moderno” no es mejor. Las emociones son eternas (no muñequitos amarillos con caritas que sustituyen las palabras). Nada puede sustituir el sonido de las guitarras ni la emoción de la sencillez. Para hacer gran música no se necesitan muchos medios. Así de simple. 




martes, 6 de mayo de 2014

ORACIONES COORDINADAS


          Cuando dos o más oraciones se encuentran en el mismo nivel sintáctico dentro de un mismo enunciado se denominan oraciones coordinadas. Estas oraciones no implican dependencia o subordinación y se unen mediante nexos (conjunciones) coordinantes.

 Según el tipo de nexo que une las oraciones coordinadas y, por tanto, el tipo de relación semántica que se establece entre ellas, las oraciones coordinadas se clasifican en: coordinadas copulativas, disyuntivas o adversativas.


  • Oraciones coordinadas copulativas: indican unión o suma  entre los significados de las oraciones; suma las informaciones de cada oración.

 NEXOS: y, e, ni.

                    Tengo cuatro hermanos   y   soy la menor de ellos
                                  Or. Coord.. 1             nexo              or. coord. 2

                    Me pidió perdón   e   insistió en sus excusas.
                        Or. Coord.. 1          nexo             or. coord. 2

                    Ni   me gusta el cine   ni   veo la televisión.
                    nexo         or. Coord.. 1         nexo         or. coord. 2


  • Oraciones coordinadas disyuntivas: expresan una elección entre dos o más variantes posibles, una alternancia entre los significados de las oraciones.

NEXOS: o, u, o bien.

                    ¿Alquilamos una película    o    nos vamos a dar un paseo?
                                  or. coord. 1                     nexo                      or. coord. 2

                    O    le pides perdón    u    Óscar seguirá enfadado.
                   nexo           or. coord. 1         nexo                or. coord. 2

                    O bien    nos vamos ya    o bien    comemos aquí.
                      nexo                 or. coord. 1           nexo                or. coord. 2


  • Oraciones coordinadas distributivas (o disyuntivas discontinuas): cuando las diferentes opciones presentadas por las oraciones se cumplen alternativamente.

NEXOS: ya...ya; tan pronto...como. Ej:


                           Tan pronto    llueve    como    sale el sol.
                        nexo              or. coord. 1     nexo            or. coord. 2



  • Oraciones coordinadas adversativas: expresan un contraste u oposición entre los significados de las oraciones, que se consideran opuestas.

NEXOS: sino (que) (adversativas excluyentes), pero, aunque (cuando equivale a pero), mas (adversativas restrictivas).

                    Juan no ha venido    sino que    se ha quedado en casa
                             or. coord. 1                       nexo                         or. coord. 2

                    He estudiado mucho    pero    no he aprobado.
                             or. coord. 1                   nexo               or. coord. 2

                    Aprobé Filosofía    aunque    suspendí Lengua.
                             or. coord. 1              nexo                   or. coord. 2